Me declaro fan de las visitas guiadas. En este post quiero destacar la importancia de realizar visitas guiadas desde dos perspectivas: por un lado, reflexionar sobre el valor de la profesión de guía turístico tan poco valorada; y por otro, reivindicar la realización de visitas guiadas (gratuitas o no) en las poblaciones, como instrumento de puesta en valor de nuestros recursos, desconocidos en muchas ocasiones por la población local.
Como empezaba, la profesión de guía es complicada desde su propia definición. Son varias las personas que actualmente hacen referencia a este tema desde distintos puntos de vista: falta de un marco normativo definido o la existencia de lagunas en la legislación que generan incertidumbre tanto en los agentes del sector turístico y en los propios consumidores. O las recientes visitas guiadas en localidades realizadas por una persona local que nada tiene que ver con la profesión de guía, ¿deberían estar permitidas o no? Largo debate el que se plantea… Pero el motivo del presente post no es eso.
Hay una tendencia generalizada a pensar que cualquier persona puede realizar una visita guiada; pues no. Y no porque exista una ley que lo impida, sino porque no es fácil. Recordemos que la parte más importante de las visitas guiadas es la actuación del guía. Por ejemplo: esta pasada Semana Santa asistí a dos visitas guiadas; una en la USC, y otra en Noia. La guía, Iria Caamaño que nos dirigió por Noia, hizo un trabajo de diez. Mil veces había estado yo en Noia, pero eso no significa conocer esa población. Y ese día lo descubrí. Iria consiguió vendernos una historia sobre Noia y el Arca de Noé que todos nos creímos hasta el final de la visita, momento en el que nos reveló la verdad. Pues anda que tuvo que darle a las neuronas esta chica!! Por la historia, por las anécdotas que nos contó, por las referencias históricas que no aparecen en ninguna guía escrita y por hacernos sentir y vivir la historia de Noia; consiguió que “entendiésemos” Noia. Y eso, no lo puede hacer cualquier persona. No basta con tener un carnet que nos diga que somos guías.
Y con este mismo ejemplo se refleja también el segundo aspecto del que hablaba al inicio del presente post: la importancia de las visitas guiadas para la población local. A pesar de haber estado en Noia anteriormente, y de creer que conocía Noia, realmente no era así. Tras realizar la visita, cada vez que vuelva a pasar por la Alameda me fijaré en los bustos y esculturas que hay allí y que nunca había visto; o la forma de fortaleza que tiene la Iglesia de San Francisco. Cada vez que pise la arena del cementerio de Santa María a Nova pensaré en Tierra Santa!!; cada vez que vea las Lápidas Gremiales, sabré identificarlas; cada vez que pase por la Plaza de O Tapal, me fijaré en la fachada de la Iglesia de San Martín y en que le falta una torre, y recordaré también la leyenda de la maldición que sobre ella cae. Y cada vez que pase por la calle que da al puente, me fijaré en el suelo para recordar que por allí pasaba una muralla. Es decir, que la próxima vez que pasee por Noia recordaré esta historia. Y quien dice Noia, dice otra población cualquiera. Se puede pensar que este tipo de visitas están dirigidas al turista foráneo; pero resulta igual de importante que la población local las realice, puesto que ayuda a entender nuestro pueblo, nuestro patrimonio, nuestra historia. Y ayudará a que la respetemos y conservemos. Y posiblemente algún día se consiga que la Virgen de la Peregrina que hay en esta localidad, pueda estar expuesta en la calle para que todos la podamos contemplar sin tener que esconderla en una casa para que no se atente contra ella como pasa hoy. Y vosotros, ¿cuál es vuestra experiencia con las visitas guiadas? ¿Realmente conocéis vuestro pueblo? Desde este blog animo a los responsables de empresas, administraciones y similares a que organicen más visitas guiadas.
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Nota de Prensa de El Correo Gallego