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Turismo de emociones y creación de un producto turístico.

Esta semana quiero retomar un tema muy de moda que es el “Turismo de emociones”. Tema sobre el cuál he publicado otro post hace más o menos un año, pinchando en el enlace podéis leerlo. Os voy a contar dos historias, muy distintas entre sí, pero con un factor común: las dos hablan sobre la vendimia.

Estos días pude comprobar que se empiezan a desarrollar en Galicia ciertas iniciativas para generar interés en las personas sobre el proceso de la “vendimia” e ir más allá del vino que vemos en una botella. Así, la D.O. Rías Baixas y la Bodega Eidos organizaron el pasado 5 de octubre una vendimia nocturna (“Vendimia a la luz de la luna”) invitando a profesionales de turismo y del sector.  Podéis encontrar múltiples referencias del evento en los medios tradicionales y en blogs de personas que acudieron a la cita.

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Vendimia nocturna en la Bodega Eidos Rías Baixas.

Este domingo pasado sobre la una de la tarde, un domingo más escucho la música del Come e Fala. ¡Bien, empezamos! Sabía que José Manuel era el encargado del pregón de la Festa da Vendima de San Miguel de Tabagón en O Rosal. Lo que desconocía era que lo haría con tanto sentimiento haciéndonos recordar a los oyentes, las vendimias de nuestra infancia. ¿Quién no ha ido alguna vez en su vida a recoger racimos de uvas? Si tenéis unos minutos, os recomiendo que escuchéis el programa, pues varias personas, además de José Manuel, nos cuentan cómo se vivía y se vive la Fiesta de la Vendimia de una manera tradicional. Os hago un resumen del programa en dos frases, que sin duda, me han recordado momentos muy especiales de mi infancia:

“A festa da vendimia faiche entender que  a cultura do viño é moito máis ca unha copa diante dun. Faiche entender que dentro desa copa hai moito amor, traballo, coidados e arte.”

Con este post os animo a que hagáis una reflexión. Os he contado dos historias con un factor común  pero  a la vez, muy diferentes entre sí. En la primera, vemos claramente la creación de un producto de enoturismo: recogida de uvas y visita a bodega por parte de un grupo de profesionales.  Y en la segunda historia, vemos la vendimia desde un punto de vista “sentimental” y menos comercial: la gente del pueblo que se reúne para celebrar como hace unos años para vendimiar y celebrarlo como una fiesta. Pero  yo os pregunto: ¿No serían los dos casos válidos para generar un producto turístico? En el primer caso desde un punto de vista “comercial”, y en el segundo caso desde un punto de vista “emocional” y menos evidente. Y vosotros, ¿qué opináis?

¡Hasta la semana compañer@s!

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Adega Eidos Rías Baixas
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