Tecnología, personas o ¿personas y tecnología?

 

Últimamente todo es hablar de tecnología. En el sector turístico leemos todos los días sobre aplicaciones para móviles, realidad aumentada, pantallas interactivas en museos, audioguías, dispositivos para check in en hoteles, y podríamos seguir enumerando cosas. Los cursos de formación ya no son lo que eran y en vez de ver ofertas de atención al cliente… vemos ofertas de cursos orientadas a la tecnología. Parece que nos estamos olvidando de la importancia de las personas. Es cierto que todo ésto que he nombrado tiene su utilidad y nadie lo discute. Pero, ¿en qué lugar queda la importancia del factor humano, las personas? Alguna persona apunta que si seguimos así, las personas llegarán a ser sustituidas por dispositivos tecnológicos. ¿Realmente alguna persona se lo cree?

Tenemos un ejemplo claro en los museos. Las audioguias son magníficas por varios motivos: están a disposición del cliente en el momento que lo desee, cómo lo desee, y posiblemente en la lengua que él desee. Son muy útiles para hacer visitas guiadas y no tener que depender de un guía; pero… ¿no sería bueno tener igualmente una persona en el museo a la que pudieses dirigirte y preguntar si tienes alguna duda o problema? Por ello, creo que las dos cosas se complementan y deben coexistir en la mayoría de los casos. Pasa igual con las pantallas interactivas en los museos. Son muy útiles por todos los motivos mencionados pero las personas siguen siendo necesarias para dar un servicio de calidad.

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Podemos hablar de social media. Las redes sociales no se actualizan solas, tiene que haber una persona detrás; es imprescindible. Por mucho que nos movamos en el mundo 2.0 las relaciones humanas tienen que existir.

Queremos comprar/reservar un producto o servicio. Buscamos y buscamos información en la web y leemos un montón de comentarios de personas en foros (nadie lo discute). Pero… ¿no preguntarías sobre esa empresa/producto/servicio a algún conocido tuyo que sepas que lo ha disfrutado/usado?

Mi reflexión es la siguiente. En un mundo cada vez más tecnificado en todos los sentidos posiblemente volvamos a valorar cada vez más la importancia del ser humano. Creo que todo tiende al equilibrio, a la armonía, y en mi opinión deberíamos buscar el equilibrio entre la tecnología y el factor humano. Por poner un ejemplo, ¿a quién no le gusta llegar a la recepción de un hotel y encontrar a una persona que te salude sonriendo? ¿o que el camarero que te pone el café todos los días sepa cómo lo quieres? A mí desde luego sí. Es cierto que en la recepción del hotel podría haber un robot con una sonrisa (que lo habrá), o llegar y encontrarte con una torre de información. Está muy bien. Esta tecnología agiliza mucho el trabajo, pero el recepcionista sigue siendo imprescindible; porque la cálida bienvenida, los consejos, orientaciones, etc. no lo hacen los dispositivos tecnológicos. Está claro que la tecnología tiene muchas ventajas pero en un mundo cada vez más tecnificado igual la diferenciación está precisamente en las personas. Lo mismo que intentas elegir el mejor motor de reservas para tu web (dentro de tus posibilidades) igual deberías elegir el mejor recepcionista posible para atender tu hotel (dentro de tus posibilidades). Las personas siguen siendo imprescindibles para una correcta atención al cliente y un servicio de calidad.

Curiosamente, esta mañana se publicaba un artículo muy interesante sobre el mismo tema en la página del Instituto Tecnológico Hotelero (ITH), titulado «Las nuevas tecnologías no son una excusa para dejar de lado el contacto personalizado y directo«. Totalmente recomendable.

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